jueves, 30 de septiembre de 2010

reminiscencia



No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.


Cristina Peri Rossi. "Mi casa es la escritura". Antología poética.

"la única iglesia que ilumina es la que arde" by yani

En el momento que estaba sacando esta foto, allá por el derrotero del 2002 y sus paredes llenas de consignas que sirvieron de espejo de la bronca y la movilización del pueblo argentino por esos días, recuerdo que pensé: "¡qué buena frase! es verdad, la iglesia para iluminar tiene que arder". En ese momento las palabras iluminar y arder para mí tenían otra connotación. Hacía poquitos años que mi incursión en una congregación religiosa para ser monja había concluido. Sí, quise ser monja. 
Hasta los 15 años fui atea como reflejo de las ideas que circulaban por casa, pero a partir de esa edad y buscando cómo hacer para que el mundo fuera menos injusto (entre otras cosas) se cruzaron en mi vida personas que me acercaron a la iglesia católica. Comencé a participar de grupos parroquiales, iba asiduamente a misa, empecé a misionar en el verano por los campos olvidados del Chaco argentino, y en una de esas misiones dije: "quiero esto para el resto de mi vida". 

Si, también soy extremista. 
Y asi fue que pensé que la consagración religiosa era el camino. Pero me equivoqué. En vez de ver mi vida traducida en una misión permanente, que para mi significaba estar con la gente menos favorecida y hacer algo con su situación (si ya se, con los años me di cuenta que era más fácil seguir la carrera de Trabajo Social para alcanzar el mismo objetivo) me vi sumergida en una experiencia única pero poco recomendable: consagrar mi vida a sostener a la iglesia como institución. Para eso debía vivir en la obediencia, la pobreza y la castidad. El primer paso que tuve que dar fue olvidarme del “yo” con el que llegaba y a mis 20 años verme en la situación de tener que pedir permiso para todo, a mi maestra o superior, acción que me iba formando, según me explicaron, en OBEDIENCIA y me preparaba para asir mi voluntad a la del "señor" que solo tenía comunicación directa con los superiores, vaya a saber una por qué misteriosa cuestión (¿será por lo vertical de la institución?). La POBREZA era real, vivíamos de nuestro trabajo, comíamos lo que podíamos comprar y el trabajo era comunitario, vivíamos en comunidad, situación que me sirvió muchísimo para aprender sobre mí y sobre la humanidad (claramente los fondos que recibe la iglesia del estado quedan en los mandos superiores). Ahora, la CASTIDAD... señoras y señores... qué problema tiene la iglesia con la castidad, el primero y más serio, a mi entender: es que la castidad NO EXISTE per sé, y sólo sirve para no asumir una de las cuestiones esenciales a las que debemos enfrentarnos los seres humanos y que es: nuestra sexualidad y qué hacer con ella. En mi caso mi homosexualidad, como en el de tantas y tantos otras y otros con las que conviví o a los que vi vivir (para ampliar este tema recomiendo los escritos de Santa Teresa de Jesús sobre las “amistades particulares” y entenderéis más claramente de lo que os hablo). El mandato de la castidad otorga la licencia para "tapar" dicha cuestión, y creer que con solo decir que se quiere ser casto se es de hecho y ya (escribiría en un retrete: “si lo que quieres es huir de tu sexualidad: conságrate”). 
La iglesia toma a un jesús casto, pobre, obediente y para nada humano como modelo (moldeado por ella misma) como ideal y pretende que todas las vidas se apeguen a esa figura. Ideal poco real de una figura inalcanzable (y poco recomendable de alcanzar). De ahí se derivan los obispos con hijos, los curas con sus seudo esposas clandestinas, las monjas con sus “amigas particulares” y sus amigos seminaristas y los casos más terribles pero no por eso poco extendidos de curas pedófilos. 
La iglesia parte de la negación de la sexualidad como una realidad, y con ese mecanismo casi mágico e infantil pero muy efectivo, pretende que algo que no puede resolver a su favor simplemente no existe, lo que se convierte en una olla a presión, porque no está negando cualquier cosa, están negando uno de los impulsos básicos que nos mantienen con vida. 
Pero no satisfecha con este hecho y haciendo alarde de uno de sus principios de supervivencia, pretende la “universalización” de esta negación. En esta pretensión de universalización de lo que ella “cree”, de lo que ella “piensa” es donde a mi entender la iglesia comete su mayor pecado. Porque no me voy a poner a discutir creencias, las creencias no se discuten, a mi entender no están en el orden de lo “racional discutible”, lo que si voy a cuestionar es pretender que esa creencia sea universal, única e inamovible para todos. Porque yo también lo pretendí en algún momento y me di cuenta de que estaba equivocada. El dogma no humaniza.
Por eso para mí las palabras “iluminar y arder” en ese momento significaban que la iglesia debía reencontrarse con su pasión para dar luz al mundo en el sentido más “iluminista” de la palabra. Si, soy muy ingenua también. 
Es que hay gente maravillosa y sobre todo muy valiosa en sus filas y de las que intenté acordarme todos estos años para rescatar algo positivo y retrasar el verdadero significado de las palabras de la foto. 
Pero pasado el tiempo y los hechos y llegados al día de hoy entiendo y siento que iluminar y arder, significan fuego y destrucción para una institución que no solo atrasa, obstruye, complota y discrimina, sino que también convoca a una guerra contra el amor y los derechos de quienes no piensan como ella y no le hacen mal a nadie, mientras sigue siendo cómplice y culpable de apañar criminales y sigue negando realidades solo para subsistir como institución y no perder el poder político, económico y social que le brinda dicho status.
Recuerdo nítidamente el día que decidí irme. Almorzábamos en el noviciado un grupo de compañeras con la superiora y otras monjas y se hablaba de la última presentación pública del estado financiero del vaticano, y una de las monjas ironizó: “habría que ver cuáles son los números reales, ¿no?”, a lo que inmediatamente reaccionó la monja que tenía sentada a mi lado tapándome ambos oídos con sus manos, en un gesto que no impedía lo que ya había escuchado sino más bien me indicaba: hacé de cuenta que no lo escuchaste… y en ese preciso instante imginé que el día que hiciera mis votos de obediencia, pobreza y castidad y pusieran en mi cabeza el velo que lo confirmaba, en ese preciso momento iba a perder la capaciadad de pensar por mí misma, la imagen era muy gráfica: el velo anulaba mi cerebro. Y podría haberme quedado y dar la batalla desde adentro como me planteaban mis amigos y amigas, pero luchar contra la iglesia como institución desde adentro es una falacia, porque el mismo movimiento que una cree que sirve para combatirla, a ella le sirve para sostener y perpetuar su poder. Por eso me fui, por eso la apostasía... y claro: estudié trabajo social… pero eso es otra historia.

Yani Azzolina
13 de julio de 2010

viernes, 27 de agosto de 2010

círculos by yani


y no estoy…
no me veo
no me escucho
no me hallo
no lo logro
estiro la mano
lo intento
pero solo quedan
los círculos
en el agua
repetidos
conocidos
idénticos
en forma
y movimiento…
y el tiempo
desdibujado
confuso
que fue antes
que es ahora
por momentos
no hay después
todo se condensa
en un ahora
continuo
insoportable
sin sentido
sin horizonte
sin raíz
todo pasa
nada queda
sensaciones
espejismos
realidades
nada pasa
todo queda
en un rincón
en silencio
esperando
un alivio
el alivio
que no llega
y otra vez
la promesa
incumplida
de por fin
encontrarme

domingo, 18 de julio de 2010

una posdata de Virginia Woolf

Añado una posdata en la que intentaré explicar por qué digo que no hay que renunciar. Creo que lo que quiero decir es que la belleza, que dices logro algunas veces, sólo se consigue al fracasar conseguirla; triturando todos los pedernales a la vez; enfrentando la humillación de reconocer las cosas que  no podemos hacer. Buscar deliberadamente la belleza sin asumir esta, aparentemente insensata, lucha, resultaría, pienso, en pequeñas margaritas y no me olvides, en dulces sonrisas y lazos de amor verdadero. Pero estoy de acuerdo con que una debe (nosotros, nuestra generación, debemos) en última instancia renunciar a alcanzar la verdadera belleza, esa belleza que emana de la culminación de la redondez de libros como Guerra y Paz, y Stendhal, supongo, y algunos de Jane Austen y Sterne y sospecho que Proust, pero solo he leído un volumen. Sólo que ahora, una vez que he escrito esto, dudo que sea verdad. ¿Acaso no estamos siempre esperando? y aunque fracasemos cada vez que lo intentemos, lo cierto es que no fracasaremos tan estrepitosamente como habíamos fracasado de no haber estado dispuestos a atacar el todo desde un principio. Una ha de renunciar ¡cómo no! cuando el libro está terminado no antes de empezarlo. Perdona que te abrume; puede que no hubieras dicho esto; me preguntaba a mí misma por qué será que, aunque algunas veces intento limitarme a lo que hago bien, siempre me atraen fuera del pequeño círculo de seguridad, una y otra vez; los seres humanos, hasta lanzarme en remolinos en que me hundo.
Posdata de la carta a Gerald Brenan. Día de Navidad de 1922. Monk´s House, Rodmell, cerca de Lewes, Sussex.


‎"En este momento sólo puedo anotar que el pasado es hermoso porque uno nunca comprende una emoción en su momento. Se expande más tarde, y por tanto no tenemos emociones completas respecto al presente, sólo respecto al pasado... Esa es la razón por la que reflexionamos sobre el pasado, creo." Virginia Woolf (Diarios 1925-1930)

jueves, 17 de junio de 2010

Ritual - Lispector


Ahí esta él, el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas, Y aquí está la mujer, de pie en la playa, el más ininteligible de los seres vivos. Al formular el ser humano un día una pregunta sobre sí mismo, se volvió el más ininteligible de los seres vivos. Ella y el mar.
Podría haber un encuentro de sus misterios sólo si uno se entregase al otro: la entrega de dos mundos incognoscibles hecha con la confianza con que se entregarían dos comprensiones.
Ella mira el mar, y es lo que puede hacer. El sólo está delimitado para ella con la línea del horizonte, vale decir, por su incapacidad humana para ver la curvatura de la tierra.
Son las seis de la mañana. Sólo un perro libre titubea en la playa, un perro negro. ¿por qué un perro es tan libre? Porque es el misterio vivo que no se indaga. La mujer vacila porque va a entrar.
Su cuerpo se consuela con su propia exigüidad en relación a la vastedad del mar porque es la exigüidad del cuerpo la que le permite mantenerse caliente y esa exigüidad la que lo vuelve pobre y libre persona, con su parte de libertad de perro en las arenas. Este cuerpo entrará en el ilimitado frío que sin rabia ruge en el silencio de las seis horas. La mujer no lo sabe: pero está actuando con valor. Con la playa vacía a esa hora de la mañana, ella no tiene el ejemplo de otros humanos que convierten la entrada al mar en simple juego liviano de vivir. Ella está sola. El mar salado no está solo porque es salado y grande, y eso es una realización. A esta hora ella se conoce menos todavía que lo que conoce el mar. Su valor es el de, no conociéndose, proseguir sin embargo. Es fatal no conocerse, y no conocerse exige valor.
Va entrando. El agua salada es de un frío que le eriza en ritual las piernas. Pero una alegría fatal –la alegría es una fatalidad- ya la invadió, aunque ni se le ocurre sonreír. Por el contrario está muy seria. El aroma es entontecedor y la despierta de sus mas adormecidos sueños seculares. Y ahora ella está alerta, aun sin pensar, como un cazador está alerta sin pensar. La mujer es ahora una compacta y leve y aguda –y abre camino en la gelidez que, líquida, se le opone y que, sin embargo, la deja entrar, como en el amor en que la oposición puede ser un ruego.
El camino lento aumenta su valor secreto. Y de repente ella se deja cubrir por la primera ola. La sal, el yodo, todo líquido, la dejan por unos instantes ciega, toda escurriéndose -espantada de pie- , fertilizada.
Ahora el frío se transforma en frígido. Avanzando, ella abre el mar por el medio. Ya no necesita coraje, ahora ya es antigua en el ritual. Mete la cabeza dentro del brillo del mar, y retira una cabellera que sale escurriéndose toda sobre los ojos salados que arden. Juega con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol casi inmediatamente ya están endurecidos por la sal. Con el cuenco de sus manos hace lo que siempre hizo en el mar, y con la altivez de los que nunca se darán explicación ni a sí mismos: con el cuenco de las manos lleno de agua, bebe a grandes sorbos, buenos.
Y era eso lo que le faltaba. Ahora ella está toda igual a sí misma. La garganta alimentada se contrae por la sal, los ojos se enrojecen por la sal secada con el sol, las olas suaves la golpean y regresan pues ella es un obstáculo compacto.
Se sumerge de nuevo, de nuevo bebe más agua, ahora sin ansiedad, pues no necesita más. Ella es la amante que sabe que lo tendrá todo de nuevo. El sol se abre más y le da escalofríos al secarla, ella se sumerge de nuevo: está menos ansiosa y menos aguda. Ahora, sabe lo que quiere. Quiere quedarse parada y quieta en el mar. Así se queda, pues, como contra los costados de un navío, el agua golpea, vuelve, golpea. La mujer no recibe transmisiones. No necesita de comunicación.
Después camina dentro del agua de regreso a la playa. No está caminando sobre las aguas –ah, nunca haría eso después que hace milenios ya anduvieron sobre las aguas- pero nadie le quieta eso: camina dentro de las aguas. A veces el mar le opone resistencia tirándola con fuerza hacia atrás, pero entonces la proa de la mujer avanza un poco dura y áspera.
Y ahora pisa la arena. Sabe que está brillando de agua, y sal y sol. Aunque lo olvide dentro de unos minutos, nunca podrá perder todo eso. Y sabe de algún modo oscuro que sus cabellos escurridos son de naufrago. Porque sabe, sabe que corrió un riesgo. Un riesgo tan antiguo como el ser humano.

Clarice Lispector

lunes, 14 de junio de 2010

somos mundiales by yani

Me gusta el fútbol, me encanta el fútbol, desde chiquita, desde siempre, me apasiona el fútbol, me gustaba los domingos cuando mi viejo me llevaba a verlo en vivo, verlo en vivo es lo que mas me gusta. En su honor soy de River en Argentina y consecuentemente de River en Uruguay, doblemente gallina. Después con los años se complicó poder ir a verlo… la violencia se hizo presente, o mas visible y dejé de ir a la cancha como algo cotidiano.
Con mi amiga de toda la vida, jugábamos los sábados en el club, éramos nosotras dos contra el hermano y un amigo (1 año mayores) nosotras contábamos con unos once añitos… y les ganábamos seguido, muy seguido, tanto que el único pedido era que la noticia no se esparciera el lunes en el recreo de la escuela, íbamos todos a la misma escuela, y a nosotras tampoco nos convenía que se supiera mucho, asi nos evitábamos que nuestros compañeros nos dijeran “varoneras”.
En la semana, nos juntábamos con los vecinitos, vivíamos en un pasaje, dato a nuestro favor por que eso implicaba que no pasaba mucho tránsito… y yo tenía que disimular un poco el placer y el orgullo que me causaba que los chicos del barrio vinieran a buscarme para jugar.
Con el paso de los años a mis amigos y a mis novios les impresionaba que jugara bien al fútbol y que supiera de fútbol, el nombre de los jugadores, de los técnicos, de táctica, que opinara en voz alta. Ahora por suerte ya no está tan mal visto o no causa tanto asombro que una mujer hable de fútbol, lástima que para hacerlo por las grandes cadenas de televisión se tengan que vestir y actuar como vedettes… que se note tanto el derecho de piso que están pagando, pero quizás eso cambie con los años también.
Me arrepiento de no haber seguido jugando, mi amiga si, será porque se apellida Alonso y es una 9 neta y goleadora, a mi gustaba más jugar de 4, por el carril derecho, al mejor estilo Hernán Díaz, fiel a mi estilo de estar en todos lados al mismo tiempo.
Me gustan los equipos que atacan, me gusta Bielsa, me gusta Cappa, me gusta Carrasco, horrible lo de Mourinho, soy de las que prefiere perder atacando que ganar colgada del travesaño como le ganamos a Uruguay para clasificarnos, será porque en general creo que no correr riesgos no es vivir. Y porque el fútbol se disfruta cuando hay goles!!!
Mi compañera de la vida, por suerte, es tan fanática como yo, es hincha de Peñarol, ella fue mas consecuente y jugó “profesionalmente” (todo lo profesionalmente que puede jugar una mujer) como golera/arquera de Cerro hace unos años ya. Es muy gracioso ver como “nos peleamos” para ver quien devuelve esas pelotas que se cruzan por la calle, cuando los chiquilines juegan por ahí, o vernos algún fin de semana lluvioso buscando, más que una película, algún partido interesante en alguna parte del mundo, porque no discriminamos por país, ni por división, ni por colores, y es más, en tren de confesiones debo reconocer que la Premier Ligue de Inglaterra me puede, no hay forma de que en esos rally de zapping loco yo pase por un partido de la Premier y no me detenga en él hasta que termine.
Mi primer mundial, por desgracia, fue el del 78, yo tenia 8, y lo festejé, ¡cómo lo festejé! Uno de los recuerdos más nítidos que tengo es el asombro de ver como el blanco y negro de la tele pasaba a verse en colores y todo era blanquiceleste. Y con los años como me dolió darme cuenta lo que había detrás de ese, mi primer mundial, en mi país, con mi selección ganándolo… y con la dictadura montando el gran espectáculo y aprovechándolo. En mi casa no se hablaba de lo que pasaba por esos años, y ese descubrimiento posterior, tardío, todavía me duele.
Un mundial es de las cosas más políticamente incorrectas que debe haber, ¿eso ya lo sabemos, no? sobre todo porque exacerban una de las cuestiones que a mi entender son mas nefastas en estos momentos de la humanidad: los nacionalismos. Sin mencionar los negocios de la FIFA, ni la convivencia con los violentos, etc., etc. Ni hablar de los millones invertidos en medio de ese continente hambriento y olvidado. Ojalá la pobreza en el mundo se solucionara con no hacer un mundial, sería fantástico, pero no es real, a veces pienso que si pensáramos realmente en los seres humanos olvidados, marginados, excluidos de nuestro mundo no podríamos ni ir a un recital en la Zitarrosa (ni hablar de un megaconcierto en River), pero lo hacemos porque no se soluciona de esa forma, como el problema de África no se soluciona no viendo el mundial, la única forma de terminar con la injusticia y la desigualdad, con la pobreza y el hambre es cambiando este sistema social, económico y político que tenemos para ordenar nuestra vida como sociedad. Y en eso estamos.
Pero en los ratos libres, damos rienda suelta a las pasiones que nos agitan, y la razón se toma un descanso y entiendo que para algunos eso sea motivo de crítica, pero para otros, como para mi, una de esas pasiones es el fútbol, un rato de no pensar en el mundo y sus avatares (como una buena película, un buen cd de música, o buen libro), un rato de alegrarse, de enojarse, de gritar, de cantar, de saltar, de sentirse en comunión con el deseo de otros tantos, y por sobre todas las cosas un rato para hacer todo lo que la pasión sea capaz de hacer. 

Por eso somos mundiales.

miércoles, 2 de junio de 2010

por suerte somos otros...


por el desfiladero inclemente y reseco
avanzamos a pobres estallidos
a opacos y alunados madrugones
a otoños inhibidos por un cielo grisáceo
a veces penetramos sin querer en la fiebre
como en una falsa vacación o delirio
pero si intentamos levantar un brazo
las bisagras crujen como antiguos rencores
y sudamos blasfemias y melancolías


somos en realidad otro desconocido
un tipo más que ignora cuándo va a tocar fondo
si en el breve mayo de las hojas secas
o en el laxo febrero de nostalgia soleada
un desconocido     un pájaro que emigra
de su propio corazón        un signo
que de a poco se va desdibujando
se va olvidando de su propio trazo
un desconocido     un pañuelo blanco
que dice adiós a nadie a nadie a nadie
como si nadie hubiera para juntar recuerdos
para llegar a despedir al solo
un desconocido del que no se sabe
por qué y con quién puede aún asombrarse
un resto de naufragio          un capricho
de pedernal        miedo que esparce a veces
semillas de coraje       silencios        alaridos
sólo un desconocido           somos eso
algún remoto de nosotros mismos
un morral de prejuicios     una bomba de tiempo
que nos explota en medio
de la aleluya o del bostezo
quizá esté ahí la clave
si nos sabemos magros
y ausentes y un poco traicionados
por cautelas y pautas y grandes plataformas
y adquirimos en cómodas cuotas el dessastre
y empuñamos la angustia como un hacha de piedra
y además si en las duras transacciones
de cerebro a conciencia y viceversa
vacilamos y después vacilamos
y cuando el cielo escupe fuego y mierda
nos refugiamos bajo el mosquitero
y además si en el páramo ancho del insomnio
sobrevivimos a nuestro egoísmo
y nos desayudamos a vivir
y no reorganizamos la verdad
como un plan quinquenal o un orgasmo
cómo entonces     si estamos tan ajenos
en nuestro traje y en nuestro esqueleto
si lo que pudimos haber sido nos vela
como un guardián de mirada implacable
memorioso guardián     faro en lo abstracto
cómo entonces no cambiarnos en Otros
cómo no introducir de contrabando en ellos
las tempestades que no desatamos
los datos del amor inaccesible
los odios nobles y descomunales
ese acompañamiento del amor
que no nos atrevimos a sangrar
libres para ser Otros     ni ángel ni desángel
sólo nuestra verdad imperfecta y radiante
la verdad aventura que nunca se repite
y sin embargo puede atravesarnos
como una flecha o una ideología
y no es tarea vana
                             inventar Otros
que tienen por supuesto rasgos nuestros
textura nuestra     cicatrices nuestras
más dos o tres barbaridades llanas
y más amor que nuestro más amor
esa caricatura de nuestros imposibles
a veces nos contagia        contamina
de vida nuestros pasos malmurientes
nos da confianza júbilo certezas
sinceridad hasta decirnos basta
punto final al miedo     miedo a punto
y una noche sin mar ni pesadillas
los Otros
               esos Otros que inventamos
los Otros nos inventan     nos recrean
a su imagen y a su semejanza
nos convencen de que al fin somos Otros
y somos Otros      claro
por suerte somos Otros

Mario Benedetti

lunes, 17 de mayo de 2010

Si, soy (by Yani)


Caí en las garras del facebook porque una amiga publicó ahí sus fotos de un viaje y para verlas me invitó a la gran red social. Ya había logrado escabullirme de un par de invitaciones, así que frente a esta simplemente me rendí.

No pasaron un par de semanas y me apareció en el "muro" (esa especie de pared virtual convertida en nuevo medio de comunicación) una invitación de una compañera del secundario y comprobé en carne propia lo que todo el mundo andaba experimentando: encuentros cercanos del tercer tipo con compañeros/as del colegio. La invitación explicaba (para mi desgracia) que su iniciativa se debía al vigésimo aniversario de nuestro egresamiento de la susodicha institución... Le contesté (vía muro) que no había caído en la cuenta del aniversario y que era buena iniciativa. 

En principio parece una buena iniciativa ¿qué puede tener de malo? Hasta que una se encuentra en algún pizza bar de Buenos Aires o de cualquier lugar del mundo rodeada de 10 o 15 personas que no ve hace exactamente 20 años y con las que no tiene nada que ver... ¿o si?


Nuestro encuentro vía muro se limitó a dejar la idea del encuentro flotando en el aire y pasarnos nuestros respectivos mails, lo que suscitó nuestro encuentro cercano virtual del cuarto tipo a través del chat en el msn (que todavía existía). El ser humano podrá evolucionar mucho, tecnológicamente hablando, pero básicamente yo creo que seguimos siendo de lo más previsible que hay sobre la faz de la tierra, así que no tendrán que hacer mucho esfuerzo para imaginar nuestras primeras palabras, esta vez vía chat. 

Lo que me llamó la atención es que su imagen (mi profesor de fotografía diría que hay muchas maneras de hacer un autorretrato) en el cuadro de diálogo del msn era una preciosa foto de Madonna. La conversación siguió por donde se imaginan hasta que ella dio el gran paso y preguntó: ¿casada, separada, juntada, con hijos? y en esos dos segundos que me tomé para escribir mi respuesta en el teclado, me di cuenta de que se deciden muchas cosas en dos segundos... son dos segundos que sintetizan muchos años, muchas luchas, personales y colectivas.

"Estoy en pareja hace cuatro años con una uruguaya con la que convivo hace un tiempo ya ¿y vos? fue mi respuesta.
Yo tengo dos hijos y me acabo de separar de una mujer maravillosa después de 6 años de convivencia, contestó ella. Sonrisa vuelta carcajada abierta fue mi reacción mientras le confesaba que la foto de Madonna me había dado alguna pista (por esa cuestión tan poco exlplorada acerca de que representa un ícono para la "comunidad") y que obviamente suscitó su carcajada también, conduciendo nuestra charla virtual por carriles mucho más amables y cercanos, hasta que obviamente nos pasamos nuestros celulares para algún día ¿encontrarnos?

Cuando me preguntan (o cuando me pregunto): ¿cuando saliste del placard? ¿o cuándo hiciste tu coming out? ¿o cuándo te volviste "visible"? o como quieran llamarlo, mi sensación y mi respuesta es que es todos los días.


Todos los días estoy tomando la decisión de hacer visible mi orientación sexual porque básicamente para el común de la gente es algo que no se ve a simple vista porque no está en el menú de lo que se espera de mí. Sobre todo cuando me paro frente alguien que me pregunta si me casé o me junté o si me separé pensando que la contraparte de esos hechos en mi vida solo puede ser un hombre, porque yo soy una mujer. 

Romper todo ese preconcepto con una respuesta es todo un hecho en sí mismo. Porque por más evolucionados tecnológicamente que estemos sabemos que se sigue tomando como una contravención acostarnos con alguien de nuestro mismo sexo. Es lo inconsciente, lo aprendido, lo implícito, el código común que manejamos como sociedad.


Estamos mejor, no cabe duda, gracias a todas esas luchas personales y colectivas de tantos años. Pero en esos dos segundos que me tomo para contestar, en esos dos segundos que miro alrededor para ver si da ir de la mano con mi chica por la calle o darnos un beso en público o simplemente abrazarnos, pongo en la balanza tantas cosas... porque hay días en los que no dan ganas de que por ese simple hecho, un hecho personal, un gesto de amor, exista la posibilidad de recibir una agresión, una burla, una mirada inquisidora o descalificadora que nos quiera devolver a la vereda de lo que "debe ser" según los parámetros establecidos socialmente.

Por eso hay situaciones en las que decido no exponerme. Y a veces es entendible o no , y nos podríamos poner a discutir un buen rato, por que ese es el punto: lo que para algunos/as es "natural", cotidiano, yo diría casi automático, para otros/as es una decisión, nos lleva un paso más y por momentos la sensación es que se torna altamente cansador e injusto. Por eso la lucha es personal y colectiva, para que nuestros gestos también sean tomados por el resto como "naturales", nuestros sentimientos sean tomados como "naturales" y nuestras vidas finalmente aceptadas naturalmente para que nadie, por ejemplo, nunca más tenga que morir de un escopetazo como Natalia Gaitán, sólo por amar a otra mujer.

Porque estamos mejor y vamos ganando pequeñas y grandes batallas para hacernos visibles, para legitimarnos socialmente, pero todavía nuestra elección no deja de ser "algo que no está bien, pero viene siendo peor no aceptar", plausible de ser objeto de discriminación. Y es entonces cuando hacer una marcha del "orgullo" o actividades por el día mundial contra la homofobia, o recordar que hay un día de la Visibilidad lésbica, no tiene que ver con reivindicar al "gueto", como alguna vez escuché decir, o automarginarnos, sino más bien viene siendo todo lo contrario: es para que las próximas generaciones no tengan que tomarse esos dos segundos para responder en ninguna situación (entre otras cosas). Como diría un amigo: "queremos los mismos derechos con los mismos nombres".

Hay días en que esa misma humanidad que nos vuelve tan previsibles, nos hace también vulnerables. Por eso en mi caso personal mi "si, soy lesbiana" se hizo visible un día y se renueva todos los días después de esos dos segundos que me tomo para contestar.

martes, 4 de mayo de 2010

Extracción de la piedra de locura

La luz mala se ha avecinado y nada es cierto. Y si pienso en todo lo que leí acerca del espíritu... Cerré los ojos, vi cuerpos luminosos que giraban en la niebla, en el lugar de las ambiguas vecindades. No temas, nada te sobrevendrá, ya no hay violadores de tumbas. El silencio, el silencio siempre, las monedas de oro del sueño.

Hablo como en mí se habla. No mi voz obstinada en parecer  una voz humana sino la otra que atestigua que no he cesado de morar en el bosque.

Si vieras a la que sin ti duerme en un jardín en ruinas en la memoria. Allí yo, ebria de mil muertes, hablo de mí conmigo sólo por saber si es verdad que estoy debajo de la hierba. No sé los nombres. ¿A quién le dirás que no sabes? Te deseas otra. La otra que eres se desea otra. ¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde y ni siquiera hay una alameda. Y ahora juegas a ser esclava para ocultar tu corona ¿otorgada por quién?¿quién te ha ungido?¿quién te ha consagrado? El invisible pueblo de la memoria mas vieja. Perdida por propio designio, has renunciado a tu reino por las cenizas. Quien te hace doler te recuerda antiguos homenajes. No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como si fuese una piedra, a ella, tu solo privilegio. En un muro blanco dibujas las alegorías del reposo, y es siempre una reina loca que yace bajo la luna sobre la triste hierba del viejo jardín. Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante en tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Habla del silencio...

Alejandra Pizarnik

viernes, 26 de marzo de 2010

Poéticas del vacío (Hugo Mujica)

El vacío aparece como el lugar, la fuente, donde un sentido nace, donde algo inédito de la vida misma en su inagotable trascendencia encuentra el espacio necesario para decirse, para entregarse a ser creada. Donde se da a nacer. La poesía, el sueño, la utopía son pensados en un instante de fulguración, en su surgir desde nada...


El lenguaje de este libro, su voz, aparece entroncado con la antigua tradición presocrática donde el pensamiento poetiza y la poesía piensa, ambos en un lenguaje donde los conceptos mas que definir, irradian, mas que decir, muestran... dejan escuchar. no otro lenguaje puede hablar sobre y desde ese vacío, esa hondura abierta desde la cual toda palabra es apenas murmullo e insinuación, también, y no menos, silencio... llamado

"...en el principio no hay nada, después hay después, algo, una marca en el tiempo, un es. lo que el vacío, la nada, lo imposible o la ausencia, dispensaron, dieron al ser.

marcaron en la página en blanco o en la intemperie: en el paisaje de la posibilidad.
en la desnudez, la espera

creador es quien vive de esas marcas, esas huellas, no de sus cicatrices: las certezas

una grieta en un muro, para un creador, no es una grieta en un muro, es un tajo que le abre a la posibilidad de la creación, a la acogida de lo que en ese tajo se abre.
de lo que pueda susurrar

ausencia de lo que nunca fue o lo ya sido, pero no mera ausencia, presencia y revés de esa ausencia

el creador es un ser de la espera...

la diferencia entre lo imposible que llama y lo posible que responde
entre el vacío y sus poéticas, entre lo ya escrito aquí y lo que el decir no abarca, es el espacio que es y abre el lector, el hospedero: el futuro creador de toda escritura.
su aperutra. su afuera
su travesía y su volverse a nacer